terça-feira, 16 de dezembro de 2008

THE MYSTERIOUS WAYS OF LORD... (BASADO EN UNA HISTORIA REAL)

Una libélula coyaimuna aferrada a un banano. Se lo quiere llevar a casa para garantizarle el desayuno a sus doscientas cincuenta y siete hijitas. Dos moscas pasan y la miran. Se ríen de ella sin ninguna vergüenza, abusando de la buena suerte que las acompaña.

-¿Y por qué mejor no me ayudan?
-Y por qué mejor no te callas, ¡¡¡¡estúpida!!!!
-Qué groseras son... Si también hay para ustedes.

Las moscas se miran con sus ojos fractales y susurran entre ellas:

-Pues esta es más grande-
-Con que ella bata esas alotas...
-Nosotros le ponemos la dirección-
-Lo direccionamos, ¿bien?
-Pero ¿no será una trampa?
-No, idiota, es coyaimuna.

Las moscas se acercan y comienzan la labor. Fracasan. Un banano no puede ser movido por dos moscas y una libélula coyaimuna. Firman la declaración. Las moscas se alejan rápido, antes de que el hambre apriete y la suerte cambie.

-¿Quieres banano, hermanito?
-No, hermanita, bótalo ahí en la alberca.
Una mano de niña humana levanta el banano… para dejarlo luego abandonado en la casa de la libélula y sus 257 hambrientas muchachitas. Que no saben que hacer con semejante regalo divino. Las moscas, refugiadas y con binóculos, ríen[1].

[1] Libélula coyaimuna (anisóptero murens): familia extremadamente particular del orden de los Odonatos, suborden Anisóptera, que se caracteriza por mostrar grandes falencias en el desarrollo de su instinto de supervivencia. Uno de los rasgos más comunes y peculiares es la “confusión” de sus hábitos alimenticios. Endémica de las regiones cálidas del centro de Colombia. Las libélulas (odonatos) son predadoras, entre sus alimentos favoritos se encuentran las moscas, no los bananos.

SAMBA, SAMBISTA

Para Lê com todo o amor da vila...


Numa tarde de sol pleno as idéias florescem e o escritor, mochila ao ombro, vai pra praia pra se alimentar, mas a folha não quer ser escrita, aproveita o vento do sul para fugir incansável da mão que com caneta pronta insiste em domá-la e fazê-la canção.

Eu vi.

Então o velho volta, resignado, para descobrir que a sua casa não é mais sua casa, é tudo shopping e ilusão, e que numa roda de samba 6 garotinhos brancos cantam a canção que ele (jamais) escreveu.

terça-feira, 4 de novembro de 2008

MEJOR NO DIGAS NADA

“Ojalá te sientas solamente un poco mal
en el día de la mujer mundial”.
Andrés Calamaro.


Feliz día,
le dices a la mariposa que no dejas de ver como oruga.

Gracias,
respondo, levantando apenas una sonrisa pero nunca el cuerpo, mucho menos la lengua. Son cosas que una aprende desde chiquita: para barrer se necesita el lomo gacho; para lavar, buenos callos en las alas; para obedecer, toda la ropa gastada... y para felicitarme en este día, necesitas ser el macho que escribe aprovechando mi voz.

Por más que me mires con dulzura, que pregones con tu zumbido potente y el cuerno invencible la equidad entre polillas y avispones, por más que me pagues lo obligado, digas crisálida en vez de oruga y escuches mis miserias; por más amable que te esfuerces en ser al regalarme una palmadita en el hombro o la espalda...
... eres el escarabajo atlas macho, escritor por accidente, amo y señor del reino que tanto me agoto limpiando.

Ay, varón, estoy alerta, ya no me dejo confundir por un poemita penitente, pues sé lo fácil que para los escritores resultan las palabras... pero cuán difícil que es ser-me como igual, patrón.

MUTANTES

La jovencita serpiente está mamada de los manoseos de su padre,
que es además su papá papá, no cualquier padrastro de esquina.
Ahora resulta que al viejo culebrón le parece deliciosa la china,
se ha puesto toda brillantica y de carnes macizas.
Igual a la mamá cuando él la conoció.
Y no puede dejar de tocarla
con su lengua viperina
ni echarle ojo de víbora mientras se baña.
¡Es que mija, ay Dios, mueve esa caderita de una forma...!
Así que nuestra serpiente jovencita, mientras se atreve a huir,
decide volver a ponerse la piel que hace poco abandonó.
Está guardada en un cajón, opaca y raída.
El viejo lamenta esta horrible noticia,
su “lombricita” se ve enclenque con esas ropas,
pero en el fondo agradece
la decisión tomada.
Tendrá que hacer lo suyo
él
mutar
distinto a su padre
y a su abuelo.

segunda-feira, 6 de outubro de 2008

ACADEMIA EL GATO

Renunciando al pensamiento moderno de que los perros, asnos y demás bestias no son sujetos de derechos, Guillermo Amnesio Taborda Ordúz, mejor conocido como El Gato, decidió abrir una escuela para desdomesticar animales.

Gatos, loros, ratones, perros y peces, desaprenden allí cuanta basura les han instruido sus amos con técnicas de premio y castigo. Aprenden a no decir “quiere cacao” a menos que, efectivamente, quieran cacao; a no hacerse los muertos a menos que quieran evadir alguna responsabilidad; a no cantar quiquiriquí si la temperatura y el color de la mañana no lo ameritan. “¡No más luces artificiales para dormir menos y poner más!”, fue la consigna de una gallina al terminar el curso.

El proceso de transformación comienza con la voluntad del amo por liberar a su mascota, o con la solicitud expresa del animal, consentida o no por su dueño. “Es el fin de la esclavitud para todas las especies”. Luego entra en juego la asunción de las consecuencias que implica dejar de ser mascota. Es decir, que el animal, en pleno uso de su autonomía, decida abandonar comodidades y afectos tibios, para acceder al fragor de la libertad. “La desdomesticación no es un proceso sencillo ni agradable -explica El Gato-, el sujeto tiene que dejar algunas cosas atrás, como la casa de madera, los mimos de la tía Isabel a través de la jaula, las galletas gringas cuando hace algún truco. Evidenciar, para transformar, cómo ciertas conductas naturalizadas son en realidad mecanismos artificiales de dominación. En fin, es un proceso de independencia, complejo y dignificante, como todos”.

En medio del rotundo éxito –que incluye financiación de la ONU y países donantes- la Academia comenzó a trabajar con caballos ejercicios de auto-reconocimiento de su cuerpo y de sus deseos. Ulises, un percherón pardo, ya no camina con pasitos ridículos para agradarle al patrón, ha comprendido que sus fuertes piernas y su gran velocidad son más para recorrer y conocer el mundo que para taconear sobre tablados en busca del cariño de algún traqueto. Se convirtió en monitor de los más nuevos. La apertura de esta área le ha traído al Gato repetidas visitas de los “rotguailers”.

Pero un día El Gato recibió un nuevo reto. Uno que le ha complicado la vida en grado sumo. Que lo hizo internarse en bibliotecas, iglesias, divanes y hasta movimientos políticos. Un asunto más complejo que el de James, el doberman café que había sido educado por su amo para sostener relaciones sexuales con él cuando su esposa salía de viaje (la esposa de James, claro, que es modelo canina; su amo no es casado).

Este asunto nuevo superaba mil veces el caso James. Lo recibió una tarde en su oficina, mientras jugaba con un mico entrenado para robarle los huevos y la leche al tendero. La secretaria le pasó la carpeta con los datos del nuevo aspirante. El Gato leyó la descripción de la situación del animal sin notar que el mico le sacaba la billetera de su chaqueta.

“Domesticación total. Chantajes con juguetes, alimentos, afectos y seguridad. No hay golpes. El animal es obligado a sostener relaciones sexuales periódicamente con su amo. También a atenderlo –traerle el periódico, lamerle la oreja, encontrar sus zapatos cuando está de afán-, aparentar escucharlo y evitar ruidos. Castigo más común: humillaciones públicas y privadas. Premio más utilizado: collares lujosos, visitas largas al salón de belleza, horas de sol. En exposiciones y eventos públicos siempre es alabado y felicitado. Exigencia actual para efectos reproductivos, se reporta uso de procedimientos médicos (ojo: ¿¿posibles torturas??, ¿¡laboratorio!?). El amo no muestra ningún interés por la desdomesticación, la paciente recibió ayuda secreta”.

Repugnado, enfurecido, lacerado en su más hondo sentimiento de lucha por los Derechos de las animales, Guillermo salió de su oficina para hacer entrar de una vez por todas a ese pobre animal. Permitirle un camino nuevo de dignidad y libertad. Desde el pasillo, mirando rápidamente la sala de espera, el Gato la llamó por su nombre.

Katia no mostró mejorías significativas durante su primer año en la escuela. Han tenido que recurrir a los más grandes gurús de la desdomesticación animal y hasta de la sociología moderna; hay aspectos que están en discusión acalorada porque a la paciente y a algunos expertos les parece que no son dispositivos de domesticación sino de animación, algunos asesores han sufrido crisis nerviosas sorpresivas. La junta asesora declaró al Gato impedido para trabajar en este caso dado el alto grado de subjetividad y emocionalidad con que lo estaba manejando. Ella es, por obvias razones, la más atrasada y turbia de toda la Academia: es la única humana.

Su más grande avance se evidenció hace tan solo una semana: Katia ha comenzado a tramitar el divorcio definitivo del Gato, luego de 12 años de matrimonio, y se enamora exponencialmente de Ulises, el percherón libertario.
“El error es decidirse”.
Juan José Arreola. La disyuntiva.


Antes de salir de su pequeño apartamento en el centro de la ciudad, María revisó que el maquillaje estuviera perfecto. A punto. La pestañina adecuada, las sombras indicadas para los zapatos y el bolso, y la base que, además de ocultar algunos recuerditos de malas noches, resaltaba su poderosa piel canela.

Hermosa.

Justo antes de entrar al metro, una mirada de calor intenso la condujo desde dentro. Un muchachito pálido de cabello largo y arete en los labios. Mucho menor que ella: perfecto. María intentó conectar sus ojos con los negros del amado y así comenzar la buena noche de un mal día. Mas fue obligada al silencio. Ese silencio corrosivo de presencia negada, de ojos de inexistencia, de tal desprecio que ni la mirada se es merecida. ¿Para qué la invitó, entonces? ¿Por qué rechazarla después sin siquiera una palabra? ¿Fue el largo de la falda? ¿El color del cabello? ¿Esos benditos zapatos, quizá? Esta luz neón, azulosa como una morgue o cualquier mañana plateada, no la favorecía del todo. Eres mujer de ambarinas luces, indefinibles luces.

Hermosa mujer.

Algunas estaciones más adelante, mientras su mente regresaba por las noches de hambre y frío (esos inviernos crudos, caldo de cultivo para poetas, desgracia para sobrevivientes), mientras veía la lluvia caer sobre el malecón a 100 kms. por hora, ella sintió un nuevo calorcito a su lado. Lo vio en el reflejo de la ventana.

Delicioso.

No quitaba los ojos del escote de María. Casi ni respiraba. Ella vio los labios del muchacho irse enrojeciendo con delicada ansiedad. Casi ni respiraba. Gozaba del sutil contacto de sus caderas y este insoportable ardor cuando los muslos medio se rozan con alguna sacudida del metro. Su saliva parecía estar poseída por sus deseos, le recorría la boca, arañaba el esófago, lamía sus intestinos con total impiedad. El vaho del muchacho alcanzó su clavícula desnuda.

Delicioso hombrecito.

Tenía miedo de verlo a los ojos. ¿Y si él también extinguía su mirada? ¿Serían los lentes de color violeta? ¿La base no habrá sido suficiente? Aunque experta en decepciones, rogaba que esta noche no. Giraste el rostro con inquietante suavidad, y al frente, firmes y leales, un par de ojos ámbar que viraban a rojo. Dos segundos que fueron, sin tiempo, y María, mujer, sintió a su viejo pene ponerse duro bajo la falda de paño lila mientras el muchachito pronunciaba, ya, las primeras caricias.

sexta-feira, 19 de setembro de 2008

LA ACADEMIA DE GUILLERMO

Lotería ganada, dinero en la cuenta: Guillermo emprenderá su gran negocio.

Inauguración: gran vestido, incontenible felicidad.
En su mano, la escultura: una flecha-falo atraviesa sugestivamente la húmeda manzana roja. El logo de su establecimiento. Símbolo de las dos pasiones más grandes de su vida. Los asistentes pasmados, intrigados, dispuestos a gastar.

Y así Guillermo develó su innovador negocio: con una cuerdita quitó la manta blanca que cubría el letrero principal: “Academia de arquería y de amantería, Chez Guiller Motel”.

Primeras críticas de los movimientos feministas: más publicidad.
¡Tarán!

GINA, LA GUSANA Y EL CUCARRÓN (cuentito del octubre bogotano)

“Se a lua, as cobras e as onças vêem os humanos como antas ou porcos selvagens,
é porque, como nós, elas comem antas e porcos selvagens,
comida própria de gente”.
Eduardo Viveros de Castro. A Inconstância da alma selvagem.



Estando sentados en una hoja de guayacán, la Gusana le dijo al Cucarrón:

-Estos ridículos humanos siguen buscando a los extraterrestres en el cielo... por allá escondidos en las estrellas y viajando en naves aparatosas.

Emprende vuelo el Cucarrón.

-Ridículos, en verdad- afirma mientras revolotea sobre un campo de dientes de león-. ¿Qué puede tener esta flor de parecida a un diente de león? ¿Alguna vez has visto tú un diente de león?

... y mientras volaba en derredor, el Cucarrón comenzó a imaginar al rey de la selva con la boca llena de florecitas amarillas como dientes. Lo imaginó tratando de desgarrar un trozo de venado que su mujer le había llevado para la cena. –Oye, mija, ¿me la puedes partir? Es que se me soltó un pétalo-. Y luego tendría que ir a donde un jardinero para que le pegara los pétalos sueltos y le cepillara correctamente su florida denta-¿dura?...

–Y son tan locos que los buscan parecidos a ellos... ¿Tan torpe es la soberbia, amor?- pregunta La Gusana.

-Eso parece- susurra compasivo El Cucarrón-, eso parece...

La Gusana danza sinuosa, poseída por el zumbido de su amante Cucarrón hasta que él, sin ninguna razón aparente, detiene el revoloteo. Se posa sobre Gina, una diente de león, y desde allá le grita:

-¡¡¡Vamos, amor, que han llamado a reunión en la nave nodriza!!!!

Entonces, una lechuza común aterriza en medio del campo de dientes de león. Tres cucarachas, dos avispas, catorce lombrices rojas, seis mariposas negras y un escarabajo de chaqueta naranja se dirigen hacia las alas del ave, dispuestas como rampas de acceso.

Rumbo a la lechuza, La Gusana se topa con Gina y desde abajo le grita:

-¿Tú qué te estás creyendo, maldita perra terrícola? ¿Piensas que no he visto cómo le acariciabas las entrepiernas con esos bracitos amarillos?

Sin decir una palabra, casi sin dejarla terminar, doblando de un golpe el largo tallo, Gina se deja caer afilada y contundente sobre La Gusana. Su cuerpecito baboso es desgarrado por los pétalos amarillos...

-¿Y si no fuera por los pétalos sino por la forma de las hojas?- piensa El Cucarrón, ignorante de la natural escena a sus espaldas (¿cuántas espaldas tiene un cucarrón?).

segunda-feira, 1 de setembro de 2008

25 DE JULIO

A Carol, Nadia, Margarita
y las Mujeres del Magdalena Medio
que allí estuvieron.


Y después tendrás que ser tú el que se arrodille, pequeño proyecto de sirviente, cuando comprendas pedirme perdón. Luego te tocará a ti sentir esta maldita bola de óxido en el estómago, limpiarte los mocos y cargar sobre tu espalda doblada la inmensa vergüenza que me produces hoy. Entonces te esperaré sentada, satisfecha y limpia, con la novela de estos días grabada en mis arrugas.

Yo no te crié para esto, ni te cargué en mi barriga por nueves meses ni me guerrié tu parto contra todos los pronósticos (y tres abortos) ni aumenté mis jornales de trabajo ni, mucho menos, te di de las leches de mi alma para que hoy, acá, con tu ridículo bocito incipiente vengas a cargar tu arma frente a mí. No dediqué mi pescado a criar brazos fuertes para el beneficio de amos que ni tan siquiera conoces. No me dejé manosear a cambio de comida y escuela para que te convirtieras en un imbécil...

No me amenaces ni limites mi camino, no intentes darme del jarabe que te han recetado; porque nosotras luchamos para que tú y tu recua de torpes compañeros puedan volver a los ranchos y tener el cultivo que soñaban y estudiar algo más que un listado de ordenes o, simplemente, permanecer vivos. Para que tu her-ma-ni-ta pueda dormir tranquila, como no lo hace desde que te fuiste... ¿Te acuerdas de ella? O se te olvidó también... Veo por tu cara de hambre que estas disfrutando el maltrato, que tenías razón cuando vaciaste las ollas sobre el piso y dijiste que yo era una vencida sin valor, cuando no acepté el dinero que llevaste el primer mes y me asesinaste restregándome todas mis culpas del pasado.

Ahora eres tú el que se va a quedar quieto, niñito. Sin gritar y sin apuntarnos. Y ni se te ocurra volverme a mirar con esa carita de matón, que ya bastante tengo con los que nos quieren sacar de las tierras. Quédate quieto y déjame pasar. Guarda tu puta escopeta y tus insultos. Guárdala para el entrecejo de tus jefes el día en que veas lo que te han hecho. Guárdalos para ti mismo cuando te mires en el espejo... si es que donde estás tienes un miserable pedazo de espejo. Miserable.

¿Sabes? No me importa tu uniforme. No me importan tus amigos. No me importan tus garras recién afiladas: esta piel -tócala- esta piel, es la piel de un caimán viejo. Así gruñas y saltes sobre ella, así grites y digas que yo me voltié. ¿Hacia dónde? ¿Qué se supone, niñito, que debía haber hecho? ¿Obedecerte? ¿Callarme? ¿Alejarme? ¿Ayudarte? ¿Dejarme morder? Tal vez castigarte. Tal vez nunca haberte parido. Esta piel no puede ya ser penetrada.

Tampoco tus balas me asustan: desde que te largaste he perdido lo que me importaba más que mi vida ¿Me vas a disparar? A ver, no lo dudes, dispara, pero mantente vivo hasta la vejez para que siempre lo recuerdes. Dispara, maldito niño, deja que mis entrañas te vuelvan a bañar como el día de tu parto. Dispara mientras te refugias en mis ojos las noches de tormenta. Dispara, por favor, quiero ver tu dedo apretando el gatillo. Dispara. Ten al menos el valor para hacer bien tu trabajo. Dispara. Méteme de una vez esa remalparida bala en el corazón, porque ya lo tengo destrozado. Dispara... o más vale que te hagas a un lado y nos pidas perdón. [1]



[1] El 25 de julio del 2002, más de 20.000 mujeres de toda Colombia se movilizaron hacia Bogotá y realizaron una manifestación sin precedentes en nuestra historia. Tuvieron que salvar obstrucciones por parte del ejército, la policía, los paramilitares y las FARC, algunas de sus hijas aún andan desaparecidas. Exigieron el fin de la guerra, no su disminución, no su “humanización”, sólo su fin. Que no se gastara una vida ni un hijo ni una hija ni un minuto ni un peso más en esta guerra. Exigieron el respeto por sus derechos, desde las sábanas hasta el Congreso. Los medios de comunicación privados (oficiales) ignoraron por completo el evento. 15 días después se posesionó como Presidente de la República, en un evento cerrado y con transmisión única gubernamental, el Señor Álvaro Uribe Vélez: promotor de los grupos privados de seguridad “Convivir”.

segunda-feira, 11 de agosto de 2008

UNA BANDERA

“Teniente coronel
-Yo soy el teniente coronel de la guardia civil.
Sargento
-Sí
Teniente coronel
-¿Tú, quién eres?
Gitano
-Un gitano
Teniente coronel
-¿Y qué es un gitano?
Gitano
-Cualquier cosa”.
Federico García Lorca. Cuatro banderas.


Ya está todo preparado. Los hombres necesarios, los planes perfectos, los contactos hechos. Ahora tienen las armas más modernas, la información sobre cada movimiento y cada respiración de los enemigos. Ya el odio está bien abonadito, hasta ha florecido en la mirada de los soldados.

Todas las plegarias han sido elevadas. Todos los dioses están armados y listos, cual michines en gavilla. Empacada la gasolina que purificará cualquier alma malvada y cualquier evidencia incómoda, ¡señor!

Las cartas de heroica despedida ya están escritas y en el correo. Ya han castigado a sus hijos por última vez, por si la muerte los premia, que sus crías no olviden la figura del padre. Y han violado a sus esposas y hecho el amor a sus amantes, por si se pierde la sensibilidad en ese pedazo de carne que es el principio y fin de sus masculinidades.

El General se persigna, besa la medallita de Nuestra Señora que tiene clavada en su solapa junto a la condecoración por más guerrilleros asesinados. Por fin decide llamar a un soldado, el más destacado de la Brigada, y le da la orden para que la transmita al Coronel encargado.

-Ataquen, dice.
-Invadan, se excita.
-¡¡Destruyan!!
-Sí señor -dice el soldado-. Da media vuel’ y corre para llevar el mensaje.

Cuando lleva cinco metros se detiene, se voltea y desde allá le pregunta al General (que está distraído repartiendo escrituras con el presidente).

-Perdón Mi General, ¿y para qué?

El General Bayoneta, 40 años al servicio de la Patria, excelentísimo alumno de la Escuela de las Américas, discípulo de Videla y de Pinochet, experto en anticomunismo, entrenado junto a Osama, profesor predilecto de los Masetos, de las Convivir y de los jóvenes comandantes nuevos, compañero de tiro y de traba del que siempre tira fijo –que debe ser su enemigo-, y celador personal del presidente y los otros hacendados…:

-Soldado, recuerde que usted no puede hacer ese tipo de preguntas, pero dada la magnitud del día de hoy, le voy a contestar: para ganar la guerra, hijo, para reducir al enemigo.

Y el soldado, capullito de alelí virado en flor carnívora…
-Sí, Mi General, eso ya lo sé, pero ¿para qué?

El General Bayoneta nunca se había tenido que enfrentar a una pregunta tan compleja, tan subversiva. Intenta responderla pero siente escalofrío. El presidente, entonces, entrenado cazando sindicalistas en el Urabá, soberbio principito de las tierras del norte, se adelanta y con la mirada rabiosa dice:

-¡¡¡¡¡¡¡¡Para libertar a esta patria de Dios, soldado, del yugo maldito que nos atormenta!!!!!!!! Y vaya ahora mismo a trasmitir la orden que le dio su comandante.

El soldado, entonces, tembloroso retoma el camino debido… Pero la felicidad de la nación no duró más de tres segundos. Nuevamente se detiene y con total calma gira la cabeza en dirección a sus divinos comandantes.

Entonces la lengua del General se hincha, los labios se le inflaman y le pesan. Sabe que la del soldado es una pregunta sin fin, que después de esa vendrá otra... Y eso sí lo hace entrar en pánico, es una de las torturas que nunca aprendió a manejar. Los ojos se humedecen y el corazón se desorbita. Comienza Bayoneta a temblar y a golpear el piso, y tras él el presidente, los comandantes, los ministros, los coroneles, mayores, capitanes, tenientes y toda la militarada. Como un dominó que no se detiene hasta que la última ficha haya caído. Todas las fichas verdes. Todo en un tenebroso silencio de lenguas inflamadas.

El soldado observa y no evita su cara de asombro mientras ve a esos guerreros, sus héroes, caer deshojados. Hasta aquel civil que el día de su posesión declaró orgulloso ser el primer soldado de la patria: no el primer trabajador social, no el primer estadista. El primer soldado también cayó preso de aquel terrible acto terrorista.

“Descomunal bandada de solicitudes de divorcios al interior de las Fuerzas Militares: debe ser que nuestros esposos se volvieron maricas, ¿qué más?”, informa un diario sensacionalista la mañana siguiente. Algunos hospitales reportaron haber recibido a muchos de ellos aún hinchados, con pesadillas repetidas, alucinantes, llorones, desvalidos.

Dos días después quedan algunos hombres tendidos en el piso del Batallón; los más radicales, los más patriotas. Otros se han marchado despavoridos, pero, por lo leído en el diario, no se han mejorado. En la misma sala donde todo ocurrió, el sargento más viejo y experto del ejército nacional se comienza a recuperar del shock... En silencio se arrastra hasta su arma y, aún temblando y jetinchado, le apunta al entrecejo del soldadito... Pero ¡¡¡vaya contradicción!!! Nadie le ha dado la orden de disparar.

Otra noche y otra mañana, y el soldado descamisado sigue allí, impávido y satisfecho, mirando a los ojos al cañón impotente. ¿Por qué no se ha ido? El Sargento llora y tiembla, pero no es capaz de apretar el gatillo. Nunca en su vida ha tomado una maldita decisión. Porque no ha perdido la fe de una respuesta, porque su orgullo es mayor (al fin y al cabo es “el soldado más destacado”).

Al fin el Coronel Uvita abre un ojo y vocifera la orden. El Sargento sonríe y le dispara al joven soldado insurrecto que lee Quino en voz alta y come habas tostadas. La bala reventó el corazón, a pesar de haber entrado por el medio de sus ojos asustados.

El tronido del disparo y la ausencia de la voz suvecita de Mafalda despertaron al Presidente.

-Señor Presidente –dijeron en coro el Sargento y el Coronel, poniéndose firmes-: hemos dado de baja a ese maldito narco-bandolero terrorista.

****

... y el presidente corrió a donde el muchacho y lo abrazó y le rogó que se mantuviera vivo, que un soldado de la patria siempre merecía otra oportunidad de demostrar su lealtad y su hombría... y lo abrazó y le susurró el himno nacional al oído y él mismo le acarició el corazón y las pieles rotas y llamó a cardenales, pastores y culebreros para que obraran el milagro y lo convenció de mantenerse vivo y así fue hasta que le dieron de alta en el hospital...

“Tras cinematográfica hazaña liderada por Inteligencia Militar, fue retomado el orden democrático y la justicia en nuestro bello país”, tituló el diario Cronos, pasquín oficial de distribución nacional. “Volvieron con todo, otra vez son los animales que extrañábamos”, comentó la presidenta de Asomujorgupososmil –asociación de mujeres orgullosas de sus esposos militares- en entrevista exclusiva para el semanario Músculo.

Por orden directa de una gran consulta popular, el muchachito revoltoso, una vez recuperado, fue sometido a comunitaria lapidación con piedritas que no superaron los cinco centímetros en su parte más ancha, con el fin de que confesara quién lo había entrenado y repitiera de memoria la cartilla del hombre bueno, patriota y trabajador. Aún sigue vivo, los que se acuerdan lo mantienen así.

terça-feira, 15 de julho de 2008

ACADEMIA “EL PASTOR OVEJERO”

“Ansí que a esta mariposilla importuna de la memoria,
aquí se le queman las alas, ya no puede más bullir.
La voluntad debe estar bien ocupada en amar,
mas no entiendo cómo ama;
el entendimiento, si entiende, no se entiende cómo entiende,
al menos no puede comprender nada de lo que entiende:
a mí no me parece que entiende;
porque, como digo, no se entiende:
yo no acabo de entender esto”.
Santa Teresa de Jesús. Su Vida.


ACADEMIA “EL PASTOR OVEJERO”

A la vanguardia de las mejores estrategias de mercadeo y retomando nuestras más hondas tradiciones y valores...

Cuando el escéptico Juan llegó a la ciudad, después de varios años de exilio y los abandonos consecutivos de sus dos consecutivas esposas, salió a dar una vuelta para reconocer las que habían sido las calles de su infancia.

Terriblemente sorprendido por lo que encontró, y antes de dar rienda suelta a sus interminables especulaciones, decidió entrar y preguntar.

-Buenas tardes doña, ¿cómo le va? Hágame un favor, ¿por qué su tienda se llama así?

-Así cómo, ¿joven? -preguntó un poco ofendida la tendera...

...transformando los peores temores de San Agustín en armas poderosas contra el demonio, escuchando los secretos que aún palpitan en los confesionarios de los conventos de clausura...

-Así: Cigarrería La oveja # 23.

-Ahhh, ya le entiendo... pues porque la 22 la tiene don Luis.

-Sí, claro, pero por qué La oveja, como otras 47 en toda la ciudad...

-50 -aseguró ofuscada-. Somos 50.

-Pero ¿por qué La oveja?

-¡¡¡Joven, no intente embaucarme, si no va a comprar nada sálgase por favor!!! Me va a espantar a la clientela.

... La Academia El Pastor Ovejero anuncia la inauguración de su línea de profundización “Esclavas del Señor”.

Juan se alejó y comenzó a indagar en las otras: la 18, la 9, la 45. Pero las reacciones eran parecidas, hasta que él mismo se alteró y, gritando, le reclamó al tendero de la 31. Sin dudarlo, el buen señor propietario sacó un revolver y llamó a la central.

Consternado por el poder de lo que, supuso, sería una multinacional de las tiendas de barrio, optó por dejar el asunto así. Serían los nuevos giros del capitalismo. Hasta que, siguiendo con su paseo por la ciudad, encontró La Oveja # 1. Cuando se disponía a entrar y preguntar, fue encandelillado por una intensa luz purpúrea que venía desde el edificio contiguo. De repente, y sin saber muy bien cómo, se encontró en el interior de dicho inmueble. Un agradable pasillo con puertas de lado y lado que se le antojó universidad o colegio.

Sin embargo, su camino fue interrumpido por una hermosa mujer de falda larga y tez sin maquillaje con la que entabló automáticamente alguna interesante conversación. Juan, el escéptico, y su nueva amiga cruzaron la calle y se alejaron caminando por el andén. Antes de voltear en la esquina, él miró discretamente la puerta del edificio y leyó: Academia “El Pastor Ovejero” innovaciones metodológicas al servicio de El Señor.

Formamos aquí mujeres dedicadas, inteligentes, consagradas a hacer de sus cuerpos el camino de alabanza al Señor, encomendadas a la difícil misión de encontrar y elevar las mejores almas.

Seis meses más tarde, después de recibir su título como Pastor Junior, el hermano Juan decidió proponerle matrimonio a Sara, la mujer que había conocido aquella noche frente a su amada Academia. La celebración fue doble: el “SÍ” de Sara, y la inauguración de lo que fue el resultado de su tesis de grado – “laureda por su innovación metodológica en la distribución de La Palabra”-: la novedosísima y gran cigarrería: “La oveja # 63”.


¡¡Nada de sermones panfletarios, la mejor oración es el éxtasis místico!!

sexta-feira, 20 de junho de 2008

El Ternerito y el poeta

“Todo ese sexo limpio y puro como el amor
entre el mundo y sí mismo Ese culear con
todo lo hermosamente penetrable Ese metérselo
hasta a una mata de plátano Lo hace a uno
Gran culeador del universo todo culeado
recordando a Walt Whitman”.
Raúl Gómez Jattin. ...Donde duerme el doble sexo.

“La malvada mula
con sus finos dientes
le comió la paja
al niño inocente”.
Salve Reina y Madre. Villancico Tradicional.
EL TERNERITO Y EL POETA

Ternerito ternerito
Plateado pelambre
Ojitos azules

Oh, ternerito
Relames incauto
Mi verga hinchada

¿Buscabas tu desayuno, acaso?
Succión – deglución- respiración
Lacta, ternerito, lacta

¿Pero qué ha pasado, ternerito?

¿Por qué tenías que morder, ternerito ternerito, con tus dientes amarillos?
¿Acaso te la has tragado?
¿Acaso, ternerito, la estás rumiando?
¿Lo has hecho por la emoción?
¿O ha sido el hambre, quizá?

Oh, ternerito
¿Y ahora qué será de mí?
Mira cómo me has dejado
Sin ecológica verga y todo amoratado
Ya no habrá más juegos entre nosotros
Será tu castigo
Te lo has ganado


¿Y a ti quién te ha dicho que aquello me gustaba?
Te aprovechas para poner palabras en mi boca rolliza
Y no sólo palabras sino aquella ínfima cosa que tan sólo me produce risa

Jamás confundiría aquel apéndice con la teta gloriosa de mi madre,
Imbécil
Jamás activaría mis estómagos para ofrecerles tan repugnantes aperitivos
¿Quién te has creído que eres, pobre poeta, que puedes fornicarte cuanto ser vivo encuentras?

Tu verga respira intacta entre el pasto sobre el que caíste desmayado.
Ni hongos ni gusanos ni chulos han venido a comértela, saben que tu ser entero reposa en ella
Te está esperando
para que la cosas
o le instales un altar
o te la metas para siempre entre el culo o la uses como tetero en las noches oscuras.

Ven,
ven por ella
Que mi padre quiere presentarte lo que es una verdadera verga.

domingo, 1 de junho de 2008

PLEGARIA A TI EN NOMBRE DE MI PLACER

Amado amigo, confianza suprema, silenciosa compañía:
Tú, que tantas maledicencias has padecido, que tantas injurias has tenido que soportar sobre tu divino nombre; tantas torturas y martirios que elegiste con el objetivo único y sublime de cuidar de nos. Sólo tú sabrás comprender mis plegarias y apaciguar las angustias que me devoran cual pequeña barca en la más terrible de las tormentas.

Esta noche dedico mi vida a contemplarte con el corazón henchido de gozo como lo enseñó San Juan de la Cruz, y en medio de mi soledad te alabo en dulces encomios, ya que en estas largas horas no tengo manera de acceder a tus promesas. La pared de esta triste celda es testigo y confesión de mi penuria, y mi brazo, invadido y cansado, se ha convertido en artífice de compañía y en delator de mis yerros. Esta es mi paupérrima condición.

En algunas jornadas me he olvidado de ti, dolorosa verdad, he mentido y faltado a tus leyes y confieso acá que no ha sido por ignorancia:
Es la profusa debilidad de la carne humana, ¡Perdón!
La inconsciencia producida por brebajes místicos, ¡Perdón!
Celebraciones lúbricas plagadas de hierba del sátiro insomne, ¡Merezco!
Mas con el radiante saludo del día comienzan el castigo y la penitencia. Oh, pobre de mí en estas horas de purgatorio, cuando no bastan el recuerdo de la saliva derramada ni las geografías ardientes en avalanchas de gemidos, ni suficiente es la añoranza de los divinos pozos que a este pobre le ofrendaron el más fecundo maná... Nada basta para ahuyentar la angustia.

Tardes enteras inundadas de arrepentimiento, mis espaldas sangrantes por el látigo terrible de la incertidumbre, y la contundente benevolencia tuya que no hace más que agudizar mi traición. Sólo con la rutina de la aguja, la pública expiación, el pago con sangre y el dictamen último se libera el corazón de tanto sufrir. O se condena. Esta dolorosa espera por tus dictámenes es el más cruel, el más aleccionador de los castigos.

Sí, he faltado. Y del peor de los modos. Soy débil, impulsivo, proclive a la alquimia de las colmenas. Sólo Tú, omnipresente albor, puedes salvar esta alma insurrecta que circula delirante por el mundo como los reflejos de una bola de espejos. En ti abandono mi espíritu siempre hambriento de placeres, lo juro; mas salvadme esta noche de la terrible enfermedad, de la parca, de la tenebrosa dependencia a terapéuticas empíricas y, si fuese así tu voluntad, de la detestable paternidad.

Perdonad mi demasiada humanidad, mis flaquezas y engaños. Perdonad lo pasado, te imploro, porque con tu compañía el futuro será otro. Mantened, sí, tu elástica presencia en este suculento cuerpo, que yo os guardaré como el camino y la vida. Dadme siempre los dones ultra estimulantes que tantos agradecimientos a Dios han provocado. Regaladme, henchido de generosidad, vuestras caricias retardantes en esta vida precoz que me agobia. Favorecedme, en vuestra inmensa solidaridad, con aquellos frutos de piel rugosa y dulzores hermosamente artificiales, y, por último, bendecidme, oh vener(e)adísimo hermano, con aquella azarosa inefabilidad que funda el misterio de tu existencia.

Amén.

sexta-feira, 16 de maio de 2008

La Mantis y el muchachito (El Arrullo)

“Y ¿habrá niño tan bestia que necesite látigo
para volverse gente y hacer su obligación?”
Chanchito. Rafael Pombo
La Mantis y el muchachito
Un muchachito es obligado por sus padres a pasar vacaciones en la finca de tierra caliente. Sirve a él como terapia para la ansiedad; a ellos, como descanso.

La Mantis anda por ahí, filosofando, tejiendo la respuesta sobre el sentido de estar viva. Camina lenta y sin complicaciones hasta una cajita gris de luz saltona, brillante y hermosa.

Decide entonces, la lánguida Mantis, atender las incandescencias que ella siente como caricias divinas. Estira su cuello paludo. Se ubica justo frente a la ventana que escupe luces y se asusta de la fascinación que siente. Pero no entiende nada. Es dominada por una sutil ebriedad que no alcanza a descifrar... esta luz dulce y tibia, tan pegajosa: y yo solita en esta noche de lluvia intensa.

De repente, con sus ojos granangulares, ve una masa gigante que se acerca velozmente a ella. La Mantis siente un halo de violencia demasiado poderoso. Pobre Mantis, tan inútil, tan intelectual... Un tremendo golpe, el estallido y la oscuridad. De nada sirvieron, pequeña Mantis, el balanceo de boxeadora curtida, tu postura amenazante ni las diminutas espuelas que tanta seguridad te prodigan.

El muchachito se levanta enfurecido, enciende la luz y ve a ese maldito bicho alejarse turuleto (¡pero vivo!) del televisor despedazado. La Mantis Religiosa, sin dejar de huir, trata de comprender la desdicha que ha de sustentar semejante acto, pero es difícil, porque le duele la pata que ya no tiene. De entre los trozos de la pantalla rota el pequeño recupera su zapato, insecticida hasta hoy infalible, sin imaginar que, en dos minutos, cuando su fogoso corazón se tranquilice, la soledad de la selva será desbordante: ha acabado con su único verdadero amigo.

Comienza la terapia prevista.

Primeras veces

Cuando tenía 6 años escribí mi primer cuento, como muuuchos niños y niñas escolarizadas. Circuló, empastado, por las manos de toda mi familia. Luego vino el famoso poema "A mi madre" (famoso intrahogareñamente), discursos políticos en el patio del colegio, cuentos fantásticos y poesías de amor cada vez más decadente(s)... Adolescentico, copiando la idea de Luis Gabriel (co-autor de "Aleatoriedades", Bogotá: La Bocachica Gozoza, 2004) , decidí organizar una selección de escritos, fotocopiar y entregar a los amigos y amigas en formato de libro. Fue el nacimiento de La Vaca Gozosa Editores, antefetum de "La Bocachica Gozoza", concebida antes de vivir en el Magdalena Medio, antes de conocer los desastres de la ganaderia extensiva, antes de enamorarme perdidamente de las bocachicas, del Rio Magdalena, de las ciénagas, de las luchas de género, de la creación colectiva y de creatividad lingüística.

Javier Hernandez (hacedor gráfico en publicidad, director de fotografía para cine y autor de la portada de "Aleatoriedades") se encantó con una de las primeras versiones de "Silencio" (que después fue publicado en "Aleat...") y, para un trabajo universitario, realizó una edición gráfica de ese texto... que sólo vimos él, yo y su profesora. Por ese tiempo también se publicó "Bogotá Coqueta" en una pequeña revista universitaria cuyo nombre no logro recordar. La cosa funcionaba y a mí se abrieron las ganas de publicar. Vino una publicación en la revista Número, importante, bonita, de un cuento llamado "de... por la mañanita".

Luego fue Magdalena Medio. La vida convulsionada. Vino "La Bocachica Gozoza", un cuento publicado en el periódico de izquierda "Desde Abajo", gracias a la gestión de Carlos Iván Pacheco, y una altísima producción literaria... ni siempre buena. Dos veces participé en el concurso de cuento de Barrancabermeja, yendo a la ceremonia con mis mejores ropas, para descubrir que ni en el último lugar había quedado. Fue, mucho más allá de la literatura, la carne... el encuentro con un país terrible y con mis propias sombras. Tres años después volví a Bogotá.

Entonces nació el libro, publicado, en papel y con ISBN: "Aleatoriedades: o suculentos sancochos para tiempos oscuros". Una bellísima experiencia de amor y de trabajo colectivo, compilación de textos escritos por Luis Gabriel y por mi, y organizados por el equipo de amor de La Bocachica. El sueño de la Bocachica tomó fuerza y desmayó repetidamente. Yo me hacia escritor.

En Bogotá invertí en la literatura. Aprendiendo a escribir y a leer. No paré, tenía mucho afán de escribir y de publicar, pero las cosas financieras y pragmáticas no salían tan bien.

El siguiente libro fue "De sentires, caricias y reclamos", pequeña carta de lucha, compilación de textos literarios escritos, desde las entrañas, por un grupo de muchachitos y muchachitas desplazados por el conflicto armado, habitantes del barrio La Reliquia, en la ciudad de Villavicencio, Colombia. La profesora Bety Osorio (profesora titular del departamento de Literatura de la Universidad de los Andes, respetada teórica literária colombiana) escribió el prólogo. Ese librito materializaba todo el sueño de la Bocachica Gozoza. Es realmente hermoso.

Luego fue Brasil. Es Brasil. Mucho tiempo en silencio. De vuelta a la poesía y aprendiendo la narración compleja. Alimento mi sueño de un día: "conocer y contar las entrañas del mundo". Entiendo, un poco a la fuerza, que antes que publicar está escribir. Que en este mundo hiperpublicado, hiper propagandístico y auto-referido, seria mejor hablar bajito, hacer silencio, tener cautela. Sin embargo, entiendo también que hoy, para existir, hay que circular por las pieles del mundo. Existir como escritor es gerenciar la vanidad, colocarla al servicio del tejido y no de la etiqueta.

Así, mientras sucede el papel y los sueños como "De sentires" vuelven a tener espacio y oportunidad, decido existir. Con el cuero al río.

No es este un blog de escritura rápida, tipo columna, de comentarios sobre la actualidad o algo así. Pretende ser un blog esctrictamente literario, de publicación cuidadosa. Cada 15 días voy a compartir aquí, con ustedes, uno de los cuentitos que conforan el libro "El Arrullo" (después vendrán otros). Esta obra contiene textos creados entre los años 2003 y 2007, muchas veces revisados, depurados y re-escritos. Son textos de máximo 3 páginas. Decido publicarlo porque me parece que es digno de ser leido. Porque necesito sus voces de vuelta.

Sólo una cosa más antes de terminar. Meus e minhas possíveis leitoras brasileiras, qua a língua não seja uma razão para não ler. Depois, vão ver, virão obras também em português. Agradeço-lhes o carinho e o esforço. Também, qualquer coisa, é só perguntar.

Llegamos. Brindo para que esta relación que aquí se inicia sea placentera para todos los y las que aquí estamos.

José Miguel Nieto. Porto Alegre, 16 de mayo de 2008